La distribución de esta vivienda se ha adaptado a las necesidades de sus propietarios, que necesitaban estancias amplias y luminosas conectadas con el paisaje. Una vivienda que mira hacia el mar a través de sus grandes cristaleras y en la que hemos aprovechado al máximo cada hueco para dotarlo de funcionalidad. La luminosidad se funde en el espacio con una paleta homogénea que transmite calidez a través de una paleta cromática terracota y ocre en contraste con el verde bosque. Colores también muy utilizados en la época modernista.
Un espacio en el que fusionamos funcionalidad y estética inspirándonos en el estilo modernista vizcaíno del edificio, del arquitecto Mario Camiña, que fusionaba tendencias del modernismo francés y el secesionismo vienés.